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Cosas de madres

Da la sensación de que a todas las madres del mundo les dan un cursillo secreto en el que aprenden esos comportamientos que llamamos "cosas de madres", porque todas dicen y hacen exactamente las mismas cosas. ¿Quién no ha escuchado alguna vez el clásico "Tú hazle caso a tu madre, que tu madre sabe mucho de esto..."? Ésa es una de las expresiones que se aprenden en "cosas de madre".

Lo primero que les enseñan en el cursillo es a repetir mucho las cosas. Por eso cuando eres bebé hablan contigo como un disco rayado:
- ¿Cómo estás? ¿cómo estás? ¿cómo estás?
Seguro que si el bebé pudiera responder, les diría:
- Hasta las narices, hasta las narices, hasta las narices...

En el curso también aprenden a incluir en todas sus frases el "mi" y el "me":
"Mi niño no me come".
"Mi niño no me duerme".

Otro de los temas del cursillo trata sobre cómo hablar de dos temas la vez:
- Mamá, quiero hablar contigo.
- ¿Qué te pasa hijo? ¡No arrastres los pies!
- Es que estoy pensando en dejar de estudiar...
- ¡No te toques los granos! ¿Pero cómo vas a dejar los estudios?
- Es que no me gustan
- Uy, hay tantas cosas que a mí no me gustan... ¡Ponte derecho, que te va salir chepa!

Al final llega un punto en el que, sin saber por qué, ambos mezclan las conversaciones y son las madres las que acaban zanjando el problema:
- ¿Cómo vas a tener ganas de estudiar si no arreglas tu habitación? Ordénala un poco, que no hay quien entre... ¡y estudia!

El curso también incluye clases de estilo y moda. Una madre siempre sabe lo que es moderno y se empeña en llevarte de compras y vestirte a la última.
- Uy, esta camisa es preciosa hijo.
- No.
- Pero ¿cómo que no? Si es lo que se lleva ahora.
- ¿Dónde, en el circo de Ángel Cristo?

Además, todas las madres son videntes.
- "Niño, que te vas a caer..." Y te caes.
- "Niño, no comas tan deprisa que te vas a atragantar..." Y te atragantas.
- "Hijo, ten cuidado, que esa chica es un lagarta..." ¡Y es una lagarta!

La profesionalidad de los que imparten este cursillo es indudable, y es que hasta dan nociones de investigación policial. Las madres se transforman en auténticos sabuesos:
"Tú has fumado".
"Llevas los mimos calcetines desde hace tres días".
"Tú has bebido". O "esos calcetines llevan tres días sin cambiarse".

Hay algo que no les enseñan a las madres en el curso: que los hijos crecen. Ya vives solo, vas a verla cada quince días o más, pero eso no les impide seguir cebándote; te pone en la mesa la comida de dos semanas, se sienta a tu lado y te dice:
- ¿Qué pasa, no está bueno? Venga, termínate la paella, la tortilla, las albóndigas y los filetes... y come algo de pan, anda. ¿Te pelo una naranja?

Y una madre nunca está satisfecha, por mucho que tú hagas. Quiere que te cases...
- Vale, pues me caso. ¿Estás contenta?
- No, que ésa es una lagarta.
- Vale, pues me divorcio.
- Pues no, ¿qué va a ser de tus hijos?
- Mamá me ha tocado la lotería, ¿estás contenta?
- No, menudo palo te va a dar Hacienda.
- Mamá, me voy de viaje a Cancún.
- Ten cuidado hijo, no te vaya a pasar algo malo, que éso está muy lejos. ¿Por qué no vas mejor a Cuenca? Y que no se te olvide meter en la maleta calzondillos limpios y ropa de invierno por si acaso.

Madre no hay más que una.

Texto recibido por e-mail (gracias a Raúl por el envío).

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1 comentarios:

jennydemalaga dijo...

Vaya.Creo que también me dieron ese cursillo a mi.Entero no debí hacerlo o será que mi hijo no está tan crecido aún y no me identifico en algunas cosas.

Un saludo.

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