Anecdotas de farmacia (II)
En principio no tenía pensado dedicarle otra entrada a este tema, pero ya que en la que publiqué hace nos días dejaron un par de anécdotas en los comentarios, he decidido traerlas a la portada del blog con esta segunda entrada.
La primera la aportaba The Dark Defender, que aún recuerda la cara que se le quedó al farmacéutico cuando entró con su abuela a una farmacia en busca de Betadine y la mujer pidió metadona.
Ésta, que transcribo tal cual, la aportó un lector anónimo:
- Señora, ¿toma algún medicamento?
- Sí, unas pastillas rojas y blancas.
- Pero señora, ¿cómo es el nombre?
- Hay no sé, son unas pastillas así pequeñas, rojas y blancas, usted tendría que saber como se llaman.
- ¿Cómo lo voy a saber? Es como si yo a usted le pregunto la marca de un detergente con bolitas blancas y azules...
- ¡¡¡Eso es Ariel!!!
Aprovecho para dejaros otra vista aquí que en su día protagonizó una tal Doña Consuelo y que recibió el premio a la mejor anécdota en el XIV certamen convocado por el Colegio Oficial de Farmacéuticos. Según parece, esta buena señora entró un día en la farmacia en la que siempre compraba los medicamentos con la cara desencajada. La farmacéutica, preocupada, le preguntó qué era lo que le ocurría. "Nena, ¿cómo voy a estar? Vengo de la consulta de Don Esmeraldo, mi médico, y le he dicho que me hiciera el sexooral ése, que me había venido muy bien, y él, aterrado, me ha dicho que ni hablar, que todavía no me toca. Le he dicho que lo quería ya, porque me sienta fenomenal, y me ha echado de la consulta". Lo que la pobre Doña Consuelo realmente quería era que su médico de cabecera le recetara Seroxat, un antidepresivo. Y es que con los nombres que les ponen a algunos medicamentos es normal que la gente se líe...
2 comentarios:
Pues vaya con la mujer esa, que es tonta para decir Seroxat y sin embargo, suelta sexooral. ¿En qué estaría pensando?
Tiene gracia lo del seroxat.
Saludos.
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