Visitando al especialista equivocado
A la consulta del oftalmólogo acude una mujer provista de su correspondiente volante del médico general.
- Usted dirá, señora.
- Pues verá. Es que cuando termino de hacer de vientre y me limpio, el papel sale manchado de sangre.
Ojos desorbitados del médico y de la enfermera; crispación de puños y subida acelerada de la adrenalina.
- Pero, oiga usted. ¿Qué clase de broma es esta? A usted ¿quién la manda aquí?
- El médico de cabecera.
- ¿Cómo que el médico de cabecera? Pero usted ¿qué le ha contado?
- Pues nada porque no había tiempo, ya que tenía el número ochenta y cinco y detrás de mí estaba llena la sala de espera. Yo sólo entré y para no tardar le pedí al médico un volante para el "culista". Y aquí estoy.
(Situación real recogida en el libro "Diga treinta y tres. Anecdotario médico." escrito por el doctor José Ignacio De Arana y editado por Espasa)
2 comentarios:
Vaya si es graciosa la anécdota de esta señora.
Saludos.
Buaaaaaa que chancha e idiota!
Pero está buena la historia si sos el doctor y te pasa algo así...
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